Soy Lorena Cañas,

Desde pequeña veía a mi mamá hacerse mascarillas con ingredientes de la cocina, yo me quedaba encantada observándola y le preguntaba para qué era lo que se aplicaba en el rostro, ya fuera un tomate, papaya, fresa u otro menjurje y ella me respondía “hija para tener la piel sana y bonita”.

Yo empecé a cuidarme la piel a los 15 años, le robaba un poquito de crema a mi mamá y me la aplicaba, jajaja!. A los 30 años comencé a padecer de una dermatitis seborreica en mi cuero cabelludo y en mi piel y no me explicaba porque, el dermatólogo en ese entonces me dijo que era incurable, que debía vivir con esa patología toda mi vida, pero no me dijo la causa de ese problema, no obtuve argumentos claros, comencé a utilizar productos de farmacia, también invertí en productos costosísimos y fue peor el remedio que la enfermedad, no veía resultados, mi piel se escamaba, estaba deshidratada, marchita empezaron a salirme líneas de expresión prematuras por la resequedad que tenía mi piel, ocultaba mis imperfecciones con bases, panque y mucho maquillaje hasta que dije basta! Yo voy a buscar la vía natural como lo hacía cuando era adolescente y volví a lo esencial medianamente, andando en ese largo camino del ensayo y el error, investigando.

Finalmente hace 7 años llegue a Francia luego de casarme con el hombre de mi vida, “mi francesito Fabrice”, y aquí como buena periodista, me he dedicado a investigar por mi cuenta mucho más a fondo, las propiedades y beneficios de las plantas para nuestra salud, descubrí cómo a lo largo de este período mi piel se desintoxico, porque lo que me tenía enferma, eran los productos llenos de derivados del petróleo, silicones y parabenos que obstruyen los poros, crean alergias, manchas, arrugas y afecciones como las que yo padecí.